En septiembre la actividad económica cayó 3,7% en relación al mismo periodo del año anterior, según datos oficiales del INDEC. Ya adentrados en el segundo semestre, la economía se encuentra lejos de repuntar.
La caída de la economía durante todo 2016 era algo predecible salvo para quienes nos gobiernan, que durante el año señalaron repetitivamente que las medidas tomadas por Macri generarían un aumento en la inversión de los empresarios argentinos y un boom de inversiones extranjeras que revitalizarían la economía argentina. Por el contrario, llegando a fin de año vemos cómo las políticas implementadas por el gobierno nacional generaron un desplome de la actividad económica y como resultado una suba del desempleo, sin contribuir en absoluto a resolver los problemas que ellos mismos diagnosticaron.
¿Por qué cae la economía argentina? Para que un país produzca se necesita alguien que compre lo que se produce. En otras palabras, nadie aumenta su producción si sabe que después no va a poder vender.
En Argentina está pasando eso. ¿Por qué nadie compra?
Caída del poder adquisitivo. Medidas como la devaluación, la quita de retenciones y el tarifazo generaron un shock inflacionario que se expresa en un aumento de precios del 44% anualizado a octubre, según el índice de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras tanto, los salarios aumentaron entre 30 y 35% en tanto las Jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo lo hicieron en 32%. Es decir, el aumento de los precios superó ampliamente al de los ingresos de la mayoría de la población, reduciéndose fuertemente la capacidad de compra. Esto se expresó en una caída del consumo (según CAME -8,2%) que como correlato tuvo una fuerte baja de la inversión (según Ferreres -5,7%): ¿quién va a invertir en producir más si cada vez se vende menos?.
Mayor desempleo. Como resultado de la caída de la producción tenemos lógicamente un incremento del desempleo. Tan solo en el sector de trabajadores registrados se perdieron 127.000 puestos de trabajo (Anses), a lo que falta agregarle la caída, difícil de mensurar, del trabajo informal y no registrado.
Apertura importadora. Mientras el consumo local se desploma, las compras de bienes de consumo del exterior crecieron 7,8% según los datos oficiales. Reemplazamos demanda orientada al mercado interno, por demanda que se satisface con bienes producidos en otras economías. No solo se venden menos productos nacionales porque cayó el poder adquisitivo de la población, sino también porque se inundó el mercado de bienes importados.
Tasa de interés elevada. En cuanto a la tasa de interés, la brutal suba en la tasa que paga el Banco Central por las Lebac derivó en que sean tan elevadas las ganancias financieras que haya todavía menos incentivos a invertir en el sector productivo, única fuente de generación de empleo. Dicho de otro modo, el capital disponible elige la “bicicleta financiera” por sobre la actividad productiva, porque obtiene así más ganancia.
El planteo del gobierno es que estas medidas iban a resolver los problemas de la “pesada herencia” y sembrar la competitividad y confianza que la economía argentina necesita para crecer. Sin embargo, nada de eso sucedió. Mientras la inversión nacional se desploma como mencionamos anteriormente, la inversión extranjera apenas sumó 1.900 millones de dólares, por debajo de los 2.300 millones que las empresas extranjeras sacaron al exterior a lo largo del año.
Por su parte, el déficit fiscal y el “atraso cambiario” que eran los temas que el equipo económico de Cambiemos diagnosticaba e insistía en que eran los grandes problemas económicos de la Argentina porque generaban falta de confianza y de competitividad en la economía, se ubican en octubre en prácticamente los mismos niveles que el año anterior. La novedad es que la forma de financiar esto ha sido la toma de deuda externa. En efecto, Argentina se endeudo en el exterior por casi 40.000 millones de dólares en 2016, lo que nos convierte en el mayor tomador de deuda del mundo en el año.
¿Cómo se explica semejante mala praxis de un gobierno que planteó una estrategia para resolver problemas y sin resolverlos agravó todos los indicadores de la economía argentina? Lo que sucede es que no todos perdieron con las medidas del macrismo. Por ejemplo, mientras la devaluación, la quita de retenciones y el tarifazo hicieron que la mayoría de la población pierda recursos, lograron a la vez que la minoría dedicada a la exportación, las finanzas y las empresas energéticas se beneficien sin que ello derive en absoluto en incrementos de la producción.
A un año de Cambiemos en el gobierno, las conclusiones parecen ser claras: mientras unos pocos ganan, las grandes mayorías pierden.